Criaturas del Mal II
Criaturas del mal II.
Otro de los miedos cervales del hombre es el miedo a la
muerte o como decía Lovecraft, a lo desconocido, al no saber qué hay más allá
de la vida y padecer la soledad o será más bien, ¿al juicio de Dios? Las
personas religiosas tenemos resuelta esa parte, si fuimos buenos, Dios nos
tiene destinado el paraíso, si fuimos malos, el infierno; si no fuimos todo lo
buenos que se supone debimos ser, pero tampoco tan malos que merezcamos la pena
del infierno, pues entonces nos vamos al purgatorio (olvidé que ya un Papa dijo
que el purgatorio no existía, pero yo sigo manejando el concepto medieval).
Para la gente descreída no existe nada más allá de la muerte, entonces ¿qué
será lo que piensan?, ¿temerán al vacío de la nada? O a que nadie los recuerde,
no lo sé, y eso sería tema para otra disertación.
Este miedo trae a colación el temor que se tiene a los
asesinos, seriales o no, claro que está de moda el asesino serial, que mata por
el simple hecho de poder hacerlo, no tenemos más que encender el televisor y
ver los programas más populares son los que tratan de homicidios resueltos o
sin resolver. Entonces hablaremos del homicida y de su naturaleza, recordando
el revuelo que causó en el siglo XIX Jack el Destripador en la Inglaterra
victoriana.
Una de las películas del cine expresionista alemán en el que surge la figura
oscura de un asesino cruel, es el film El
Gabinete del Doctor Caligari del director Robert Wienne del año 1920, en la
que se aprecia la presencia de un asesino y una criatura que lo sirve y lleva a
cabo los crímenes por orden de su amo. La escenografía es opresiva y oscura,
creando ansiedad en el espectador, estas son características del expresionismo
estilo pictórico desarrollado en ese momento histórico en Europa. La
desesperanza y la ansiedad nos conducen a la angustia y a la locura. Este
personaje, un nómada perpetuo, una criatura que tiene que vivir aislada por su
modo de vida, fuera del mundo y de si, compañero del doctor que lo incita al
crimen, ¿no será el inicio de la alienación que se preparaba para el pueblo
alemán en cuanto a la posición política del estado nazi? Las características de
estos personajes tienen mucho de similar con las de los monstruos míticos de la
antigüedad, el vivir fuera de la sociedad es una negación del ser ya que el
hombre es social por naturaleza y el monstruo tiende al aislamiento por su
naturaleza maligna (ir contranatura, no ser). Las acciones del doctor Caligari
desestabilizan la comunidad en donde se llevaron a cabo, por lo que es
necesario contenerlo o detenerlo, pero en la película se nos muestra al final,
que los asesinatos son producto de la mente enferma de un loco que cree que el
director del manicomio en el que se encuentra es el doctor Caligari y otro de los
enfermos aislados en la institución mental es el asesino. Un final bastante inquietante,
por cierto; podemos ver que se empieza a conformar el arquetipo del malvado,
del ente dominante que exige y obtiene obediencia total, del científico loco
que se repetirá constantemente a lo largo de los años en la cinematografía
mundial.
1.
El
Gabinete del Doctor Caligari.
Otra película referente al tema es M,
el vampiro de Düsseldorf (1931) que sirve de consagración para el director
Fritz Lang…,gracias a la espeluznante
interpretación de Peter Lorre como asesino de niños que miraba sin pestañear a
la maldad en estado puro.[1]
Este asesino vil, secuestra y mata niños por una imperiosa sed de sangre y
muerte, no sabemos que lo impulsa al crimen, pero el mismo dice que es un
estado de angustia tal, que solo se calma después de haber perpetrado el
asesinato. La atmósfera creada en esta cinta es opresiva y claustrofóbica. La
actuación de Peter Lorre es intensa y nos muestra lo más nefasto del ser humano
al encarnar al asesino, un monstruo de verdad con el que podemos toparnos
cuando menos lo esperemos ya que es un habitante de una ciudad cualquiera, con
una vida común y corriente que se aisla como actualmente mucha gente lo hace,
al vivir en comunidad, pero sin convivir en ella. Nos remite a Alemania antes
del triunfo del partido nazi, como una amenaza o advertencia del horror que se
estaba gestando en la sociedad germana, cuando vi la película el comentarista
se refirió a la intolerancia social, a la alienación a la que conduce esta
industrialización que nos lleva a desconocer al vecino, a no saber si está uno
durmiendo con el enemigo. En estos años (1930-31) se desató una ola de
asesinatos que Lang consultó en los archivos policiales…El más famoso de todos ellos (de los asesinos) fue Peter Kürten, apodado el vampiro de Dusseldorf (1883-1931), quien
fue detenido en mayo de 1930, el mismo mes en que Lang y Thea von Harbou
concluyeron la redacción de su guión.[2]
Podemos darnos cuenta que los asesinatos y la elaboración del guión de la
película fueron simultáneos. El asesino era casado, pulcro y de personalidad
narcisista.[3]
2.
El
Asesino M. El Vampiro de Dusseldorf.
Es triste que en nuestra época la gente tenga a dos mil amigos en Facebook
y no conozca personalmente a ninguno, de hecho ni nuestros padres parecen saber
de qué somos capaces, y a veces, no sabemos de qué son capaces nuestros hijos,
es deprimente tener conciencia de que cualquiera es un asesino en potencia
porque nuestra sociedad está inmersa en el obtener todo de inmediato, los
jóvenes no saben cómo lidiar con la frustración porqué sus padres hacían lo
imposible por satisfacer hasta su más mínimo capricho y , cuando son adultos,
eso los hace tratar de conseguir sus deseos pasando por sobre quién consideren
que se opone a ello. Pienso que eso es lo que nos lleva a la delincuencia, la
posición hedonista que están tomando las personas entre las que vivimos.
En cuanto al arquetipo del asesino podemos señalar lo siguiente:
1. Es un descontento con la sociedad en la que creció, muchas
veces expresa su rencor contra los progenitores, contra las figuras de
autoridad.
2. Sufrió abuso o vejaciones de parte de las personas que
debieron cuidarlo y educarlo en su niñez.
3. Sufren de trastorno obsesivo-compulsivo.
4. Se aíslan de los demás.
5. Tratan a los otros como los trataron a ellos.
6. Son o fueron desposeídos, desheredados y su pobreza los
hace desarrollarse en ambientes sórdidos.
7. Son como el personaje mitológico que está marcado por un
triste destino del que no podrá librarse por más esfuerzos que haga, son
víctimas de la fatalidad.
El serial killer puede también ser un esclavo de lo que
Freud llamó “compulsión de repetición”, para designar un proceso inconsciente,
y por tanto incontrolable, que obliga al sujeto a reproducir secuencias de
pensamiento o acciones que en su origen generaron sufrimiento y que han
conservado tal carácter doloroso…[esto] produce
a sus víctimas “la impresión de un destino que las persigue, de una
influencia demoníaca que rige su vida”.[4]
Haciendo
referencia a la ciencia utilizada como arma para hacer el mal, o como ya había
señalado, contravenir el orden natural, se mencionará a Frankenstein y a su
criatura, personajes de la novela de Mary Shelley llevada a la pantalla en 1931
por el director James Whale y protagonizada por Boris Karloff, imagen que se ha
hecho icónica al referirse a este monstruo. La autora no da una descripción
exacta de esta criatura en su obra.
Tal
vez pensó que su parquedad descriptiva permitiría que cada lector pudiera
proyectar en su imaginación la presencia que le resultara más macabra y
repugnante. Esta libertad ha servido también a los productores cinematográficos
para recrear sus presencias macabras, aunque sin desbancar la imagen canónica
que le otorgaron en 1931 el
maquillador Jack Pierce y el director James Whale sobre la armadura física de
Boris Karloff.[5]
Este
ser creado por el doctor Víctor Frankenstein en contra de las leyes naturales y
las divinas, es un ser monstruoso por estar conformado por partes de cadáveres,
su cerebro proviene de un criminal, de ahí se deriva la maldad de la criatura,
una especie de ogro gigantesco de gran fortaleza que asesina a los ayudantes
del científico creador, escapa del laboratorio arroja a una niña a un lago,
intenta matar a la novia de Frankenstein sin lograrlo y, al fin, el monstruo es
perseguido por los habitantes del poblado y muere entre las llamas en un molino
incendiado.[6]
El científico creador del monstruo se encuentra insatisfecho por el resultado
de su experimento que transgrede los límites del conocimiento humano y pertenece…al arquetipo que se caracteriza
por el “conocimiento transgresor”.[7]
3. Frankenstein.
Este
film tiene varias secuelas con algún éxito y hay hasta una parodia realizada
por Mel Brooks Young Frankenstein de
1974. La última versión fue la hecha por Kenneth Branagh y es más fiel a la
novela de Shelley.
4. Frankestein Jr.
El
monstruo se ha hecho entrañable, sobre todo para las personas de mi generación
que crecimos viendo el programa The Munsters, parodia excelente
protagonizada por Fred Gwynne, Ivonne de Carlo, Butch Patrick, Al Lewis, Pat
Priest y Beverly Owen. La televisión retoma las figuras exitosas del cine,
incluso en dibujos animados con Sabrina la hechicera de la que derivaron
caricaturas con Frankenstein, Drácula, el Hombre-lobo y la Momia en los años
setenta.
Otra
de las criaturas monstruosas del cine que más interés despertó en mí, es el
Hombre-lobo, fueron las primeras películas que vi cuando era niña, por supuesto
con Lon Chaney jr., con escenas que producen una angustia agobiante. Es el
clásico personaje víctima del destino cruel pues al realizar un acto heroico,
es mordido por el Lobizón y se condena a pasar el resto de su vida como
hombre-bestia.
“Even
a man who is pure at heart and says his prayers by night, may become a
wolf when the wolfbane blooms, and the autumn moon is
bright.[8]
The Wolfman
película de 1941 protagonizada por Lon Chaney jr. en la que aparece Bela
Lugosi, es la historia un hombre regresa a su tierra natal (va de E.U. a
Inglaterra) y se encuentra con la marca del hombre lobo en la mano de una
amiga, la amiga es asesinada y el, al tratar de defenderla, es mordido por el
licántropo, padeciendo así la transformación en bestia en lo que le resta de
vida.
La
leyenda del hombre lobo es un tema que va a ser recurrente en la cinematografía
hollywoodense hasta nuestros días, gracias a la tecnología, la transformación
del hombre en lobo es cada vez más “real”, me parece que la película Un hombre lobo americano en Londres (creo
que ese es el título en español) ganó el oscar a los mejores efectos especiales
por la escena de la metamorfosis que sufre el protagonista.
8.
The Wolfman.
Conclusiones.
Las
representaciones del mal que fueron llevadas a la pantalla muestran a unos
seres marcados por las circunstancias que los hicieron surgir, fueron
maldecidos por su ambición económica o por su temor a envejecer, por su afán de
conseguir sus deseos a costa de lo que sea contraviniendo la ley natural o la
ley divina sin tomar en cuenta las consecuencias de sus actos que sería el padecer
un castigo por desobedecer y transgredir el orden social.
Las inquietudes sociales que se vivieron en las épocas
anteriores a las guerras se reflejaron en las películas, ejemplo de esto es la
producción del Gabinete del Doctor Caligari, surgida en el expresionismo
alemán, cinta clásica del terror cinematográfico donde puede notarse la
tragedia del pueblo alemán ante las
duras exigencias de los países que derrotaron a Alemania en la Primera Guerra
Mundial.[9]
La oblicuidad de las formas, el corte narrativo en muchos momentos, van
profundizando en el terror latente, construyendo una pesadilla interminable y
provocadora sustentada en luces, sombras y trazados formalmente rebuscados. Y
gracias a estas aportaciones, muchos directores posteriores serán deudores de
este estilo (por ejemplo Tim Burton).[10]
Este
movimiento artístico se derivó del Expresionismo Pictórico desarrollado en el
centro de Europa en el que se enuncia el rechazo a la realidad externa dando
prioridad a la realidad interior del artista, expresando sus emociones.
Para
Mitry la finalidad del Expresionismo fue explicar y expresar los estados de
ánimo de los personajes por el simbolismo de las formas (líneas, volúmenes,
valores plásticos…), de tal manera que el decorado, íntimamente ligado a la
acción, aparezca como la proyección desmesuradamente agrandada de su drama.[11]
El
expresionismo se aleja de la luz natural y hace suya una visión pesimista del
mundo, las formas exageradas en la escenografía que consiste en un decorado
como una pintura en varios planos, el maquillaje y vestuario extravagante, la
interpretación de los actores era con movimientos exagerados y el protagonista
es destacado con el close up. La atmósfera es oscura y deprimente
características antes señaladas de este movimiento que permeó las actividades
artísticas de la sociedad de los años posteriores a la 1ª Guerra Mundial en
Europa.
En los perfiles que se nos presentan en el cine de terror pueden señalarse
las características especiales de los entes míticos. Los
monstruos no son seres que vivan en sociedad sino aislados de los seres humanos.
Esta es una de las peculiaridades de los monstruos míticos, viven en retiro total,
esta misantropía marca su naturaleza que va en contra de lo humano lo cual los
lleva a la maldad (el no ser). La alienación que sufren los asesinos,
sobrenaturales o no, hacen referencia a su afectación al tener que convivir en
comunidad cosa que les es problemática porque este contacto con los demás los
conduce al crimen.
La criatura de Frankenstein no puede vivir con los humanos por su excesiva
fealdad que promueve el temor entre la gente, la falta de humanización que
padece el monstruo es la que lo conduce a odiar al mundo y a los hombres, ya
que no quiere permanecer en la soledad y busca desesperadamente la aceptación
de su creador por los medios que sean, incluso recurre al crimen para llamar su
atención. Como los monstruos míticos él es el castigo a las faltas que su
inventor por querer tomar el papel de Dios y esto los conduce a la destrucción.
Los seres monstruosos se han mostrado como reflejo de las angustias y
temores de la humanidad a lo largo de la historia y en el cine se asumen como
reflejo de la realidad y de las circunstancias en las que vive el hombre, pero
es más fácil darle un cuerpo grotesco o una cara deforme para mostrar las
situaciones a las que se enfrenta el hombre día con día, en lugar de asimilar
las frustraciones que marcan nuestra existencia, el desempleo, la inseguridad y
la falta de oportunidades para el desarrollo personal.
[1] Roger
Ebert, Las grandes películas 2 , otras 100 películas imprescindibles,
vol.2, Barcelona, Ediciones Robinbook, 2006, p.350
[8] Joss Whedon : Conversations, edited by David Lavery and Cynthia Burkhead, U.S.A.
University Press of Mississippi, p. 42.
[11] Francisco Javier Zubiaur, Historia del Cine y de otros medios audiovisuales, Pamplona,
Ediciones Universidad de Navarra, 2008, p. 189.
Comentarios
Publicar un comentario