Proceso contra Martín Ocelotl (Ucelo).

El 21 de noviembre de 1536 se presentó ante fray Juan de Zumárraga, Martín Ocelotl acusado de idólatra, hechicero y adivino. Este personaje declaró que estaba bautizado desde hacía 11 años, que era vecino de Texcoco, que había sido instruido en la doctrina cristiana y que acepta las acusaciones en su contra. Se nombró como su defensor a Joan de Ochoa.

Por sus delitos se le condenó a ser llevado por las calles con un pregonero que manifieste su delito, posteriormente fue llevado a Veracruz y embarcado en una nave para trasladarlo a España y que fuera entregado a los inquisidores de Sevilla para que purgara su condena de por vida en las cárceles de aquel lugar. Todos los bienes de Martín fueron confiscados por la Inquisición. La sentencia se pronunció el día 10 de febrero de 1537, cumplida el día 20 de marzo del mismo año. La confiscación de sus bienes, venta en almoneda (subasta) el 17 de marzo de 1540.[1]

Martín Ocelotl fue uno de los sacerdotes texcocanos que predijeron a Moctezuma Xocoyotzin la llegada de los españoles a sus dominios, se dice que fue tomado prisionero y descuartizado delante de Moctezuma, resucitando poco después, estas prácticas de embrujos se relatan en el Popol Vuh en donde podemos corroborar que formaban parte de los actos mágicos de sacerdotes y hechiceros en donde se fingía el descuartizamiento de estos personajes con la consecuente resucitación a manera de entretenimiento, digamos actos de escapismo, para mostrar los poderes de estos brujos.

En el momento en que se llevó a cabo el juicio Martín contaba con cuarenta años, era originario de un pueblo llamado Ciautla cercano a Texcoco, este hechicero fue enviado a la corte de Moctezuma a advertirle de la llegada de los conquistadores, noticia que no fue del agrado del Tlatoani por lo que hizo prisioneros a Martín y a los adivinos que lo acompañaban, Ocelotl fue el único que sobrevivió a un año de encierro y fue aceptado en la corte del emperador lo que nos muestra la importancia de tal personaje como testigo de los hechos de la conquista.

Analizando la situación en la que se da este proceso podemos notar que se enjuicia a un indígena, quince años después de haber logrado la conquista de Tenochtitlan, con mucho poder de convocatoria entre sus congéneres y que, aun cuando se dice cristiano bautizado y adoctrinado, promueve el regreso a sus prácticas religiosas ancestrales y, según lo anotado en el expediente de su proceso, Martín procedió a proveer de armas y pertrechos para iniciar una revuelta entre los indígenas de su comunidad según lo que se afirma en el artículo de María Elvira Buelna Serrano de 1992 :

El sacerdote texcocano tenía reconocido prestigio en toda

la comarca oriental del gran Lago de México.  Los lugares

que frecuentaba Ocelotl eran Tecamachalco, Quechula, Te-

peaca, Texcoco, Acacinco, Tecalco y Guaxtepec. La gente en

general le temía y respetaba.  Era considerado sumo sacer­dote,

adivino y médico. Como sacerdote algunos declarantes,

afirmaron que salía por las noches a prender fuego a los dio-

ses y hablaba con ellos.  En los rituales que efectuaba nunca

ofrecio sangre.[2]

 

En su oficio de adivino, se afirmó que podía decirles a las personas cuanto tiempo les quedaba de vida, predecir las épocas de sequía y abundancia en las cosechas, que practicaba también la medicina pues se afirmaba que incluso caciques venían a consultarle respecto a su salud. Se dice que era descendiente de hechiceros poderosos y que podía transformarse en varios animales lo cual infundía pavor entre la población, lo que nos lleva a pensar si era tan poderoso ¿Cómo se le podría controlar? pues únicamente haciendo acusaciones graves ante el tribunal de la Inquisición e inhabilitar a tan peligroso personaje y, de paso, apoderarse de sus bienes confiscándolos en nombre del temido tribunal.

En cuanto a su sapiencia en cuestiones religiosas fray Antonio de Ciudad Rodrigo, fraile franciscano de Texcoco, afirmaba que podía discutir con los conceptos teológicos, que lo sorprendía su gran inteligencia y que tomó el catolicismo como una alternativa religiosa. Las razones por las que posteriormente abandonó estas creencias no se dilucidan en el proceso pues ya en 1531 aconsejaba a los indígenas a desobedecer lo aprendido con los frailes. Así, esto no convenía a los españoles y se le acusó de idolatría, hechicería y adivinación además de poder convertirse en distintos animales para cometer sus delitos. Llama la atención la importancia de este personaje en varios ámbitos de su sociedad pues, como ya se ha señalado, era terrateniente, contaba con muchos bienes, era respetado y temido por lo que se optó por desterrarlo y enviarlo a purgar su pena en España lugar que al parecer nunca pisó pues no se tiene datos de su arribo a aquellas tierras. En cuanto a sus posesiones la investigadora Buelna nos da un listado de las mismas:

A continuación, se confiscaron los bienes de Ocelotl;

fue “un botín” fructífero para la Inquisición Apostólica:  les

dejó 133 pesos de oro corriente, las 5 casas que el sacerdote

tenía en la comarca:  una entre Ixtapaluca y Coatepec; la

segunda en Texcoco, la tercera en Tlaltelolco, la cuarta

en Tepeaca y la quinta en Oaxtepec; cinco gargantillas de

turquesa, dos de ellas muy finas, dos trozos de oro muy

finos, un trozo de oro y uno de plata, y otros utensilios

de poco valor para los españoles en virtud de su visión

mercantilista, pero importantes para los indígenas:  plumas

de colores, jícaras de barro y madera, palos para moler

cacao, hilo color naranja, estandartes, una camisa bordada,

una piel de venado, diez y ocho coas, yerbas para teñir el

color amarillo, perfumadores, jarras, ceñidores, dos cargas de

amaranto, frijol, maíz, madera, dos pelotas de caucho, piedras

para moler maíz.[3]

Joyas de Martín Ocelotl.

Vemos los bienes que confiscó la Inquisición y me pregunto, ¿adónde iban a parar? ¿A los bolsillos de los inquisidores? ¿A las arcas reales?, eso da para otra investigación.

Recapitulando en lo tratado en este texto, puede notarse que durante los primeros años de instaurada Nueva España, todavía hay resabios de la antigua religión indígena ya que no todos fueron dóciles al mandato eclesiástico y se rebelaban ante los dogmas impuestos por la Iglesia Católica afincada en los nuevos territorios, algunos indígenas alegaban que se encontraban Nepantla, o sea, aún tenían frescos los conceptos religiosos de sus creencias prehispánicas y por esta razón, no asimilaban del todo las creencias católicas, que para algunos eran muy difíciles de entender. Otra cuestión digna de mención es la fuerte represión que había sobre los indígenas y el miedo que se tenía de que se rebelaran ante los conquistadores que todavía no se habían asentado de forma segura en los territorios recién conquistados, con lugares que no conocían, con gente que no hablaba su idioma, sintiéndose expuestos a nuevos enfrentamientos con los naturales en los que no confiaban todavía. Los frailes implementaron un método para ir erradicando la antigua religión y sus dioses llevando a los niños a los conventos recién construidos, y adoctrinando a los pequeños para extirpar de raíz sus antiguos ritos que consideraban diabólicos, pero esto se verá más adelante. Por lo pronto se expone uno de los tantos casos que trató el inquisidor fray Juan de Zumárraga en los primeros años de realizada la conquista de los territorios americanos.

 

Bibliografía.

María Elvira Buelna Serrano, Proceso Inquisitorial contra Ocelotl, Repositorio Institucional Zaloamati, Universidad Autónoma Metropolitana, 1992, pp 219-234.

http://zaloamati.azc.uam.mx/handle/11191/537

 

Luis González Obregón, Procesos de indios idólatras y hechiceros, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, Publicaciones del Archivo General de la Nación, 1912.

https://archive.org/details/ProcesosDeIndiosIdolatrasYHechiceros



[1] Procesos de indios idólatras y hechiceros (III), Secretaría de Relaciones Exteriores/Archivo General de la Nación, México, 1912. (El juicio en contra de Martín Océlotl se encuentra entre las páginas 17 a 51.)

[2] María Elvira Buelna Serrano, Proceso Inquisitorial contra Ocelotl, Repositorio Institucional Zaloamati, Universidad Autónoma Metropolitana, 1992, p. 228

[3] Ibid, p. 232.

Joyas de Martín Ocelotl. https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/las-joyas-de-martin-ocelotl

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