Astrología Judiciaria


Astrología Judiciaria.
La astrología es un método de adivinación que puede ser natural, basada en la observación de los astros estos indican lluvia, frio, calor, un eclipse; este tipo de astrología es válida pues no tiene otros objetivos que conocer el momento para la siembra, el preservar las cosechas, los días para llevar a buen fin un viaje etc.
En la astrología judiciaria se utiliza el conocer el movimiento de los astros para predecir hechos futuros, pasados o presentes en la vida de los humanos, cuando se vaticinan daños en las cosechas o la abundancia en las mismas o si habrá salud o enfermedades, hasta este punto es lícita pues no varía mucho de la anterior pero cuando se empieza a anunciar el porvenir de las personas, si serán ricas o pobres, o cómo será su pareja, o cómo le irá en los negocios, cuales debe llevar a cabo, cuando salir o cuando quedarse en casa, por donde se debe o no ir, o creer en los signos del zodiaco y en sus influencias sobre la humanidad, esto ya raya en la superstición y fue condenada por el papa Sixto V en la bula de 1586 Moderator coeli et terrae.
La astrología de tradición europea hasta el siglo XVIII, se enseñaba en la universidad como complemento de la cosmografía, la geografía, la física celeste y las matemáticas, ya que en esos tiempos el conocimiento de la ciencia, de los cuerpos celestes y sus movimientos se utilizaban para predecir el futuro. La realeza y los dirigentes religiosos tenían por costumbre consultar a sus magos y astrólogos de cabecera y, con base en estas predicciones, tomar alguna decisión importante. Esto no tenía nada de particular ya que se consideraba que la posición de los astros, el paso de los cometas y otros fenómenos meteorológicos anunciaban malas nuevas o eventos nada recomendables, por ejemplo, se dice que, durante el viaje de Colón, el marino al consultar sus cartas de navegación y sus datos astrológicos notó que se produciría una conjunción de planetas, Júpiter y Mercurio y que, por esta razón, los vientos serían muy fuertes y perjudiciales para su expedición. Diego de Colón descubrió a la muerte de su padre papeles y figuras de astrología (Weckmann, 1984:669). Bernal Díaz del Castillo menciona unos documentos que, por sus características, puede decirse que son anotaciones astrológicas.
Otro hecho notable fue que el astrólogo Juan Millán predijo la rebelión de Cortés en contra del gobernador Velázquez (Díaz del Castillo 1992:I, cap. 13). Ya en América, uno de los soldados de Cortés, Juan Botello, ganó celebridad entre sus correligionarios por su afición al arte de la astrología por la veracidad de sus predicciones, vaticinó el triunfo de Cortés al derrotar a Narváez, predijo la matanza del Templo Mayor, el rescate de los hombres de Cortés, la huida de la Noche Triste y la Conquista de Tenochtitlan, entre otros acontecimientos en los que se incluye el haber adivinado los hechos de su propia muerte.
Muchos personajes se dedicaron a estudiar la astrología para conocer las condiciones meteorológicas y el clima de los nuevos territorios, por ejemplo, Juan de Cárdenas; Torquemada consideraba a la astrología como una verdad que dependía del designio divino.
La astrología, como se sabe, no fue vista con buenos ojos por la Iglesia, por lo tanto, por el Santo Oficio de la Inquisición que mantuvo a raya a los que se decían astrólogos y a los que tenían en su poder libros referentes a este tema. La cosa no era nada fácil ya que en Nueva España los indígenas también hacían prácticas astrológicas y conocían acerca de la observación de las estrellas y sus fenómenos usándolos para predecir enfermedades, el destino y eventualidades atmosféricas. Sabemos ya de las predicciones que se hacían respecto a los eclipses, cometas etc. Que traían malos presagios a la humanidad. El avistamiento de meteoritos fue el aviso del principio del fin para las civilizaciones mesoamericanas. A los mayas se les avisó que los recién llegados se quedarían para siempre, otro de estos avistamientos le anunció a Moctezuma su derrota. Según el Códice Fuenleal, un meteorito visto en el cielo en 1528 fue el aviso del triunfo de la religión cristiana en estas tierras. En 1621 otro de estos fenómenos celestes anunció la muerte del rey Felipe III y del papa Paulo V.
La creencia en la astrología es de lo más común en los siglos XVI y XVII pues esta materia se enseñaba en las universidades y se reconocía el saber de los astrólogos que fabricaban sus lunarios (calendarios que tienen relación con las lunaciones) y esferas para determinar, según las posiciones de los astros, las influencias propicias o desfavorables que tendrían las fuerzas celestes sobre la humanidad, esto era útil para pronosticar enfermedades.
Durante los dos primeros siglos de la Colonia la práctica médica estuvo influida fuertemente por la astrología. La anatomía del cuerpo humano, el diagnóstico de sus enfermedades, la fisiología, la cirugía, la terapia, y la medicina. Las materias médicas, herbolarios y bestiarios hechos ya en Nueva España fueron creados con los nombres y dentro de los parámetros establecidos para el Viejo Mundo.
Muchas de los padecimientos eran tratados mediante pociones, emplastos, ventosas, purgas, cauterizaciones y brebajes. Las heridas sufridas en batalla eran cauterizadas con hierros al rojo vivo o se usaba el ‘agua de solimán’ preparación hecha con mercurio disuelto en agua y cuya prescripción médica ya aparece en la Summa perfectionis del alquimista árabe Geber en el siglo VIII; cuando se sufría de fiebres continuas se purgaban; los emplastos contra inflamaciones eran para complicarlas más o para la mejoría del paciente. De igual manera se daban consejos para las cosechas y los negocios.
Estos conocimientos se basaban en las propiedades atribuidas a los cuatro elementos vitales: agua, tierra, viento y fuego, hay también fuerzas espirituales tales como la ira, la codicia etc. Existen fuerzas magnéticas que no son parte de los elementos primarios y que provienen de la influencia celeste que es otorgada a cada individuo al momento de su gestación y en su nacimiento, es función del astrólogo utilizar estos conocimientos en beneficio de los individuos apartando las malas influencias de los astros y reforzando las buenas.
Se hace la aclaración por parte de los eclesiásticos, que la astrología es aplicable y lícita en tanto no contravenga lo indicado en los mandamientos y en la reglamentación eclesiástica, se puede consultar a los astrólogos que la practican para averiguar cuestiones climáticas y de los fenómenos meteorológicos, pero no para adivinaciones y supercherías. En caso de cometer esos delitos se castigará a quién los cometa: La pena ordinaria de los que cometen semejante delicto es que abjuren de levi, darles azotes y sacarlos a la vergüenza y desterrarlos conforme a la cualidad del delicto y persona que le cometiere.[1]
En Nueva España se llevaban a cabo estas prácticas adivinatorias desde la época prehispánica para establecer los tiempos de siembra y cosecha. En México-Tenochtitlan se contaba con varios documentos calendáricos, uno de ellos era el llamado Tonalámatl, un almanaque religioso que comenzaba con el programa de cultivos del maíz y terminaba con la cosecha de otoño.[2]
Había también un calendario adivinatorio o Tonalpohualli, que era interpretado por el tonalpouhque que lo tomaba en cuenta para definir el destino de los recién nacidos, se veía en qué día había nacido, cuál era su dios-patrono para elegir a qué se iba a dedicar, cuál iba a ser su oficio. Alrededor de su choza, el padre esparcía ceniza, al otro día se buscaba entre esta ceniza, la señal o huella que había dejado el primer animal que pasó por la noche y ese era el espíritu protector del bebé, o sea, su nahual.
Estas prácticas pronto se mezclaron con las traídas de Europa y se siguieron llevando a cabo en la clandestinidad. Las prácticas médicas incluso tomaron lo descubierto entre los indígenas y se mejoró con mucho los remedios que usaban los españoles para con sus enfermos, por lo menos cayeron en desuso sus curaciones espantosas como la de usar grasa de cadáver para tratar las heridas.
En el Códice Badiano se pueden ver las plantas con las que se trataban varios de los padecimientos prehispánicos, este libro fue llevado a Europa y estuvo en la biblioteca del Vaticano hasta la época del gobierno de Salinas de Gortari cuando vino a México el papa Juan Pablo II y trajo, como gesto de buena voluntad el manuscrito, que , desde entonces, está en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia en su bóveda, y que, en una sesión de fotos, pude observarlo de cerca, una experiencia inolvidable.
Como podemos notar, hay varias semejanzas en las creencias europeas y las indígenas, pero eso ya nos dará para otra publicación, por hoy es todo, mil gracias!!!!.
                                                                                              


[1] Adelina Sarrión Mora, Médicos e inquisición en el siglo XVII, cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, P. 199, 2006
[2] Yolanda Yépez Silva, El tlacuilo y el escribano:el trabajo conjunto de dos funcionarios en la Nueva España, Tesis de licenciatura en Historia, México, UNAM, p. 8, 2012.

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