Criaturas del mal, los monstruos en el cine


Criaturas del mal, los monstruos en el cine.
La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido[1]
Introducción
El cine desde sus inicios como medio masivo de comunicación ha logrado reflejar de alguna forma la vida cotidiana de la sociedad en la que se produce, adapta obras literarias, sucesos habituales, temas sociales, para llevarlos a la pantalla contando la historia con lenguaje cinematográfico, pero también logró asombrar al público y hacerlos estremecer de miedo o emoción, recordemos las primeras exhibiciones de los Lumiere en las que presentaban la imagen de una locomotora arribando a la estación de ferrocarril, debió ser una sensación increíble para las personas que por vez primera apreciaban esas imágenes en movimiento. Este espectáculo se ha convertido en lo más extraordinario que ha acontecido a nuestra civilización desde finales del siglo XIX, son casi dos siglos en los que se ha disfrutado, sufrido y que se ha identificado el espectador con los personajes de las películas. Percepción, evasión e identificación, el público se ha dejado atrapar en las tramas de la linterna mágica y fábrica de sueños.
A lo largo de su evolución, el cine ha crecido con los avances tecnológicos siendo un fenómeno histórico, manifestación artística, institución económica y un producto cultural, elementos que se condicionan unos a otros en la Historia del cine.
Se desarrollan a la par del progreso del cine los diferentes géneros cinematográficos como el melodrama, el western, el cine de terror, el de suspenso etc. Se crean también con base en el género, diferentes modelos de personajes que marcan un estilo o una caracterización que se repetirá a lo largo de la evolución del séptimo arte.
En este trabajo se hablará del cine de terror u horror, en el que se ven reflejados los miedos del hombre, su exposición pudiera servir para exorcizar estos temores de nuestras vidas y que podamos darle rostro a esa angustia que se nos presenta sin que atinemos a descubrir que es lo que nos hace padecer estos desasosiegos. En nuestra sociedad padecemos una serie de temores en nuestra vida diaria, asaltos, robos con violencia, secuestros, agresiones, desempleo, enfermedad. Entre tantos motivos de intranquilidad en estos tiempos en que ya no está uno seguro en ningún lado tal vez sea un atenuante pensar que los monstruos, fantasmas o seres malvados tendrán un final trágico (en la mayoría de los casos en los que la narración cuenta con un Happy End Hollywoodense) y los podremos sacar de nuestras vidas, aunque sólo sea porque son criaturas de ficción.
En la antigüedad el hombre creó un universo de criaturas fantásticas en las que resumió sus aprensiones, un grupo de seres que acompañaban al hombre ya sea como guardianes de lugares míticos, o como entes vengativos que castigaban los delitos humanos etc., estos seres eran la personificación del miedo y le daban a este un rostro y un cuerpo, que por muy horrible que fuera, era corpóreo, tangible, facilitando de esta forma el enfrentarlo con la seguridad de que se podía tocar y, a lo mejor, derrotarlo y acabar con él.
El cine ha logrado traer a la actualidad los mitos que hay dentro del pensamiento social moderno, nos muestra lo que ha desencadenado la angustia y la zozobra desde tiempos pasados y lo revive una y otra vez, lo que conduce a preguntarme ¿Lo mismo que le causaba temor a las sociedades antiguas, sigue causándolo a las presentes? Al tratar de responder a esta pregunta, se ha de empezar por las primeras representaciones de los temores en la historia del cine, y veremos si se puede llegar a una solución o a una respuesta razonable a la pregunta planteada.
A lo largo de su historia, el cine de Horror ha servido como medio de expresión de los temores del inconsciente colectivo propios del sector en donde se desarrolle. A través de sus pantallas han desfilado infinidad de monstruos que, en mayor o menor medida, fueron concebidos en clara correspondencia con los tiempos que les tocó vivir, y cuya existencia puede leerse desde el objetivo preciso de exteriorizar las pesadillas que atemorizan a un grupo de personas.[2]
Ante la cuestión de las representaciones del mal que se han desarrollado en el cine como arquetipos y estereotipos quisiera explicar la diferencia que hay entre estos conceptos. Según la Real Academia de la Lengua Española el arquetipo es:
1.      Modelo original y primario en un arte u otra cosa.
2.      Punto de partida de una tradición textual.
3.      Representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad
4.      Imágenes o esquemas congénitos con valor simbólico que forman parte del inconsciente colectivo.
5.      Tipo soberano y eterno que sirve de ejemplar y modelo al entendimiento y a la voluntad humanos.
Y estereotipo es
1.      Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter de inmutable.
Podemos apreciar la diferencia entre uno y otro puesto que el arquetipo es un modelo o ejemplo a seguir en tanto que el estereotipo es la imagen que la mayoría acepta per se respecto a una imagen o un personaje.
Tenemos entonces el arquetipo del monstruo como representación de la imagen del mal inmersa en el inconsciente colectivo y el estereotipo del vampiro como un ser de oscuridad con colmillos afilados que se alimenta de la sangre de los seres humanos y que duerme en un ataúd.
El monstruo.
El cine desde su comienzo fue utilizado para representar historias fantásticas por los trucos y montajes que podían realizarse en su manipulación mecánica, ejemplo de esto son los trucajes que llevaba a cabo Georges Méliès en sus films como en Le Manoir du Diable de 1896.
(este primer filme consagrado a los vampiros creó un género fecundo, abordado por decenas de realizadores, en particular desde 1957 hasta 1970, cuando se estrenaba más de media docena de películas sobre el tema por año).[3]
En sus filmes Méliès toma la temática fantástica en la que el realizador se muestra como un director de teatro y un prestidigitador de la cámara de cine con la que hace  tomas a través de acuarios, Travellings, elipsis de montaje, con los que buscaba sorprender, no expresarse.[4] Trucaje que utilizaba Méliès para sus puestas en escena teatrales, el truco como un fin, no como un medio, pero al imaginar a los espectadores que veían por vez primera estas imágenes, me parece estar oyendo las exclamaciones de asombro en la oscuridad de la sala, una admiración estremecedora llenaba el lugar . Méliès tuvo mucho éxito con sus filmes. Sus películas (Viaje a la luna, Voyage dans Lune, 1902) son teatro filmado: hay guión, actores, luz artificial y un montaje de cuadros sin cambio de punto de vista. Ideó ambientes fantásticos, por lo que se le considera creador del cine-espectáculo.[5]
  1.      Le Manoir du Diable.
 En 1913 se realiza en Alemania Der Student von Prag  del danés  Stellan Rye[6], gran éxito de taquilla en donde se aborda el tema del contrato con el diablo a cambio de favores económicos (clara reminiscencia del tema de Fausto). Estas cuestiones de obtener de inmediato las pretensiones de las personas nos llevan una y otra vez al asunto de la venta del alma, en la que el hombre quiere satisfacer su sueño aún a costa de lo más preciado que tiene. En la mayoría de las referencias al uso del mal en la vida de los hombres se señala el peligro de contravenir la voluntad de Dios con la consabida consecuencia del castigo en el fuego eterno, cosa en la que el sujeto en cuestión no reflexiona hasta que ya es demasiado tarde. Este tema se ha llevado infinidad de veces a la pantalla, hay varias versiones cinematográficas de la novela de Oscar Wilde El Retrato de Dorian Grey y de la leyenda de Fausto por poner algunos ejemplos. Podemos señalar el arquetipo del personaje desesperado por el amor de una joven, por la pobreza y la imposibilidad de cambiar su vida, lo cual lleva al susodicho a caer en las garras del maligno.
                2.      El Estudiante de Praga.
Fausto le pide a Mefistófeles la juventud para vivir las cosas de la vida que no ha podido disfrutar. La juventud eterna es otro de los asuntos que preocupan a la humanidad, a toda la gente la asusta el envejecer, yo creo que más que la muerte, les angustia perder la lozanía de la juventud, la fuerza y el empuje de los jóvenes, por eso se sienten con el valor suficiente para evocar a las fuerzas del mal y lograr lo que está en contra de la ley natural y divina. Lo que nos lleva a otro de los arquetipos interesantes en esta atmósfera de Horror y de los primeros en aparecer en la escena cinematográfica gracias al director alemán Friedrich Wilhem Murnau, el vampiro, personaje de presencia asquerosa y horripilante que surge en Nosferatu, película realizada en 1922.
El No muerto es un ente maldito condenado a la eterna soledad y a andar por el mundo llevando muerte y destrucción, sin encontrar nunca el reposo ya que es un ser que cambió su parte divina por permanecer sin envejecer viviendo de la fuerza vital de los humanos, su sangre.
                          3.      Nosferatu.
El vampiro por antonomasia es el Conde Drácula, personaje que aparece en la novela de Bram Stoker  publicada en 1897 y hace referencia al personaje histórico llamado Vlad Tepes, príncipe rumano conocido como el empalador de Valaquia. Stoker mezcló rasgos históricos de Tepes con elementos de antiguas leyendas, y creó el mito del vampiro moderno.[7]
La autora María Josefa Erreguerena señala las características del vampiro de Bram Stoker como estereotipo:
1.      Es la encarnación del mal y, como Fausto, sólo podrá morir cuando pida que el tiempo se detenga (pueda amar).
2.      Es inmutable; no puede transformar el alimento en sangre, lo cual tiene dos consecuencias:
a)   Depende de la sangre de los demás,…no desea al otro, necesita destruirlo y objetivarlo para subsistir…
b)  No puede envejecer ni crecer, todo es para siempre.
3.   Es inmortal. El muerto vivo no logra resucitar ni morir, son los extremos que no se tocan, jaloneado por fuerzas contrarias…
4.   No seduce, hipnotiza… En cuanto a Drácula, su fuerza hipnótica es quizá su arma más poderosa…
5.    Se mueve en la oscuridad y es representado por un murciélago
6.   Falta de identidad del vampiro: como Edipo, no sabe quién es. Uno de los indicios de la carencia de esta visión es su incapacidad  de reflejarse en los espejos.[8]
Trágico el destino del vampiro, un ser obligado por sus circunstancias a permanecer aislado y ajeno a toda sociedad, pero ¿qué es lo que lo hace un monstruo?, al poder transformarse puede adoptar una apariencia que no sea horrible, su soledad no es obstáculo para su existencia ya que al parecer no ama ni siente amistad por nadie, esto lo hace un asesino inmisericorde, sin ningún remordimiento mata lo que tiene a su alcance, por eso es un monstruo, porque no respeta el orden natural ni social.
"--the undead, the vampyrs: dead 
 bodies which leave their graves 
 at night to suck the blood of the 
 living."         
"Men who have died by suicide frequently become vampyrs. 
They come out of their graves at night, rush upon people sleeping 
in their beds--"[9]
 El tema del vampiro ha sido reproducido infinidad de veces en la pantalla desde la época silente hasta nuestros días, algunas veces con un éxito arrollador y otras no tanto, pero es un personaje que ha sido explotado mucho sin perder su fuerza, hasta en México hemos tenido la figura del vampiro magistralmente interpretada por Germán Robles y un vampiro muy galán encarnado por Guillermo Murray, ahora ya hasta hay vampiros sociables como los de Crepúsculo, en fin que este monstruo seguirá llamando la atención del público juvenil y no tan joven. En lo personal, nunca me gustó Bela Lugosi como vampiro, Christopher Lee me parece bueno, pero la versión de Drácula que más me ha gustado es una adaptación de los años setenta (1973) protagonizada por Jack Palance como el vampiro. La versión de Francis Ford Coppola me pareció fantástica, Gary Oldman como el conde fue maravilloso, y Van Helsing (Anthony Hopkins) fue una magnífica interpretación del sabio que enfrenta a las fuerzas del mal. Así podríamos seguir hasta llegar a Lost Boys (1987) con Kiefer Sutherland , La Sombra del Vampiro (2000) con William Defoe y John Malkovich, que son las últimas películas de vampiros que a mi humilde parecer, son las más decentes que se han hecho en los últimos años.
                                4.      Drácula.


[1] H. P. Lovecraft, El Horror en la Literatura, Madrid, Editorial Alianza, 1989, p. 7, citado en Carolina Cansino, Cine de Terror, un poco de miedo, de Historia y de Sueños, en La Trama de la Comunicación  vol 10, Anuario del Departamento de Ciencias de la Comunicación. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Rosario Argentina, UNR Editora 2005.
[2] Joel Eduardo Sebastián Díaz, Monstruos, fantasmas y vampiros: Una mirada al cine de horror, Tesis de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, México, UNAM, 2009, p. 3
[3] Robert Muchembled, Historia del diablo. Siglos XII-XX, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 347.
[4] Francisco Javier Zubiaur, Historia del Cine y de otros medios audiovisuales, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 2008, p 171.
[5] Ibidem.
[6] Roman Gubern, Máscaras de la Ficción, Barcelona, Editorial Anagrama, 2002, p. 18.
[7] María Josefa Erreguerena Albaitero, El mito del vampiro. Especificidad, origen y evolución en el cine. México, Plaza y Valdés Editores, p. 39.
[8] Ibid. pp. 44-45.
[9] Guión cinematográfico de la película London after Midnight, de Tod Browning protagonizada por Lon Chaney Sr.  http://web.archive.org/web/20091022043633/http://geocities.com/emruf/lam.html.

Imágenes.

Comentarios

  1. Esta es la primera parte de uno de mis ensayos que espero les guste, la próxima semana publicaré la segunda y última parte, ojalá y puedan visitar este blog y dejarme sus comentarios, mil gracias y hasta la próxima!!!!

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